Lim

 Se desató el cabello y corrió... el sol estaba de lo mas intenso a esa hora, decenas de personas caminando en todas direcciones, maleteros aprisa llevando equipajes, pero nada la detuvo, entre tantas voces y tantos ruidos lo único que escuchaba era la secuencia de sus latidos, la vida le ofrecía esa ventana que tanto anhelaba... corrió y sin decir palabras se abrazó de su cuello... - te extrañe Kev... susurró. él abrazo de él fue mas fuerte, mientras soltaba la mochila para poder besarla, la tomó de la mano y caminaron hacia los pasillos de salida, era la primera vez después de mucho tiempo que se dibujaba esa sonrisa, tenia mil cosas que contarle, mil caricias que estaban pendientes, tantos planes a la distancia, tantas heridas que habían sanado a su lado...

Y de pronto se detuvo... 

-Que pasa pequeña?

Mía se había detenido, algo instintivamente atrajo su atención, en un instante por su mente pasaron miles de imágenes que no comprendía...

-te sientes bien? preguntó preocupado... y la tomó de la cintura, Mia lo apartó, y miró hacía todas partes, a unos metros de ahí, un sujeto con cabello oscuro, sosteniendo un bolso de viaje, sentado en la sala de espera, la dejó intrigada, caminó hacia el sin entender la razón que le provocaba, se detuvo unos pasos antes de llegar, no lo conocía, solo era, ese aroma... jamás lo había olido, pero al pasar junto a el, fue la razón que la hizo detenerse, - hola, ¿nos conocemos?   era demasiado el ruido y el, no la escucho,  en se momento Kev se había puesto justo enfrente de ella sosteniéndola de los hombros, - ¿otra crisis? - tranquila, tantas personas te han causado una crisis nerviosa Mía, ven te llevaré a tomar un café, la abrazo y la giró hacia la salida mientras besaba su mejilla,  Mía trataba de voltear pero la fuerza de Kev era mas que sus pasos, la cubrió con su abrigo y llamó un taxi.


Bran llegó dos horas antes al aeropuerto, era tanta la ansiedad de alejarse de ahí, que apresuraba cada momento, pasó a comprar cigarrillos, una lata de soda y un libro, la vista por los ventanales de cristal eran increíbles, una tarde soleada, con algunas nubes indecisas en sus movimientos, aún faltaba mucho tiempo, se sentó se colocó los auriculares y abrió un libro....

Perdido en la música de sus audífonos, la trama del libro y la impaciencia por subir al avión, de vez en cuando levantaba la vista, de pronto sintió un golpe en el pie, una chica pasaba corriendo sin importar el gentío, a lo lejos la miró abrazando a un chico que llegaba a los andenes, la miró y le recordó a alguien... su ansiedad creció,  tratando de despejar sus ideas aumentó el volumen de la música y regreso a su lectura... los chicos tomados de la mano volvieron a pasar frente a el, pero evitó volver a mirar...

Minutos interminables, y una voz que anunciaba el vuelo próximo a salir, tomó su maleta, se quito los audífonos, guardó el libro y suspiró... 

un avión despegaba

un café se servía a dos kilómetros de ahí.


6: 30 pm





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